Por Etienne Aida Reyes Le Blanc

Como es mi costumbre los domingos por la tarde, estaba viendo Twitter en mi teléfono mientras almorzaba y en mi feed apareció un tweet del publicista chileno, Javier Sanfeliú, con una pregunta que decía así:

Mi instinto inicial fue responder «como una campeona» porque a mis 30 años de vida, nunca me he sacado la ropa cuando no he querido. Y del mismo modo, nunca he visto a nadie desnudo que no ha querido estar desnudo conmigo. Estar pilucha con alguien nunca deja de sacar nuestras propias inseguridades, miedos y timidez, pero a decir verdad los cuerpos son sólo cuerpos después de todo.

Debo confesar que no todas las reacciones que he escuchado después de haberme visto desnuda han sido experiencias placenteras. Quiero compartir tres reacciones que he presenciado después de sacarme la ropa por primera vez con alguien desde que me mudé a Chile hace ya 5 años. Esto no pretende ser una historia completa de mi vida sexual, porque ese tipo de información está reservada única y exclusivamente para mi ginecólogo (quien, al ver mi vagina por primera vez, me miró a los ojos mientras tenía su guante de latex dentro de mis partecitas y me dijo: “Usted tiene los labios impecables.” Mmm, ¿Gracias?).

«Te verías muy hermosa con cirugía plástica. ¡Ni siquiera tendría que hacerte mucho!»

Qué chucha. Sí, es cierto que las dos hermanas y la madre de este hombre en particular fueron completamente operadas (una vez con orgullo me dijo que su hermana mayor se puso 5 kilos de grasa succionada de su cuerpo y se la pusieron en el poto), ¿pero quién le dice esto a otra persona? ¿Quería que me pareciera a sus hermanas? ¿Ese “piropo” le habrá dado un resultado favorable en el pasado?

Puedo entender que todos tenemos diferentes ideales de belleza, ¡Pero por favor! La cirugía no es una cosa menor y para sugerir que lo es, es una locura. ¿Y a qué se refería en particular? ¿Un aumento de senos? ¿Una rinoplastia? Esto me molestó durante un tiempo pero déjenme decir que este chico no tenía la menor autoridad para andar dando órdenes a nadie sobre sus cuerpos, y mucho menos lecciones en la cama.

Lo que aprendí: No todo el mundo va a amar tu cuerpo. Perfecto. Pero nunca hay un momento correcto para criticar a otra persona y sugerir que gasten millones de pesos para que te corten, reacomoden y te armen de nuevo.

«Wow. Nunca he visto a una mujer con un pelo púbico antes.»

Me gustaría insistir en que tengo 30 años, así que los hombres que me han visto desnuda recientemente no son hombres particularmente jóvenes. Esta reacción es sorprendentemente frecuente en Chile y la entiendo absolutamente como una connotación negativa. Debido a su frecuencia, sin embargo, trato de racionalizarlo como una reacción instintiva que ejemplifica el machismo (de mujeres tanto como de hombres) en lugar de un pensamiento profundo.

La verdad es que me gusta cambiar mi estilo ahí abajito. A veces, voy al natural, a veces mis micro bikinis brasileños exigen que me depile entera, y a veces sólo estoy buscando una excusa para quedarme en la ducha más tiempo y decido hacer un poco de jardinería. Mi cuerpo, mis reglas. Mala cueva si no te gusta.

Lo que aprendí: Nunca dejes que nadie te diga que tener pelitos o no cambia la calidad del sexo. No querer a tu cuerpo cambia la calidad del sexo. Tener una pareja pendeja que no te respeta (y tu cuerpo) cambia la calidad del sexo. Así que yo le daría un descanso a tu chochito. Y una cosa más para las chiquillas: Si empiezan a depilarse desde el día que salen sus primeros vellos púbicos, sus labios van a colgar hasta las rodillas en el momento en que lleguen a los 40, y no me digan que no se los advertí.

«A mi hijo le gustan las mujeres con la piel suavecita. Tú debes exfoliar más.»

Sí, leyeron bien. Hay tantas cosas raras con esta reacción que es difícil saber por dónde empezar. En primer lugar, les diré que esto me lo dijo mi ex suegra la primera vez que me vio desnuda. Y ahora se preguntarán ¿por qué me vio desnuda? Porque estábamos en los baños turcos. ¿Y por qué estábamos en los baños turcos? Porque mi ex había mencionado que íbamos y al parecer ella quería ver con quién estaba tirando su hijo.

Pero eso no explica todo lo extraño de esa reacción. Siempre me he preguntado esto: ¿cómo sabe ella cuál es el nivel de suavidad de la piel que a su hijo le gusta? Además, ¿por qué es un motivo de preocupación para ella? Además, ¿cómo sabe ella como se siente mi piel antes de que tocara siquiera? ¿Quería tocarme acaso? Ay.

Lo que aprendí: He llegado a aceptar que la relación entre las madres latinas y sus hijos es algo que nunca voy a entender completamente. Cuando recién llegué solía luchar esa batalla, pero ya me di cuenta que es algo que nunca voy a entender.

En fin, así que para responder la pregunta de Sanfeliú si me empeloto como una campeona o como una pudorosa, todavía increíblemente me quedo con la primera opción. Les estaría mintiendo si les digo que me río de éstas y otras reacciones ridículas porque la verdad es que a mí sí me afectan. Pero después de todo, me hace sentir triste por todos los hombres y mujeres que han inventado problemas con sus cuerpos. Porque ellos no son los que tienen sexo increíble. Yo sí.